“Lo que hice fue una mezcla entre ska y reggae. Como el poema es muy corto y no tiene coro, le metimos una marcha militar en la mitad para hacer alusión a la sátira política de la historia”, comenta el caleño.
Fan de La pobre viejecita y del Gato bandido, Nava no dudó en participar en esta iniciativa liderada por Vives, pues “no podía desaprovechar la oportunidad de transmitirles a los niños por medio de la música la obra del poeta infantil más importante de Colombia”.
La adaptación que hizo Nava de Juan Matachín se parece mucho a la onda musical que él maneja, contrario a lo que le sucedió al compositor Santiago Cruz. El poema lo conocía de inicio a fin: Simón el bobito. Lo que sí desconocía Santiago Cruz era el género musical en el que debía realizar la adaptación de la historia: la champeta. Sin embargo, esto mismo fue lo que lo motivó a participar del proyecto, “quería realizar algo diferente a lo que generalmente hago, que son canciones de rock y pop”.el espectador
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